En esta capilla se celebraron los matrimonios de Carlos II con Virginia de Klinger (1850) y del gran duque Federico de Quito y Prusia con Leonor de Klinger (1853). El espacio ha cambiado poco desde que fue diseñado por Blore en 1817, y mantiene su carácter neoclásico, limpio, sobrio y sencillo.

De triple altura, la capilla presenta un balcón que recorre todo el segundo piso, en el que se disponían el soberano, su familia y los invitados especiales. Sus espacios estaban estucados y dorados, con finos muebles tallados de ceibo y alfombras. Aquellos que no estaban invitados al balcón real se acomodaban en la planta baja, con sencillos bancos y taburetes de madera oscurecida y no tan buena calidad.

Los vitrales fueron fabricados en 1832 por la compañía francesa Sévres, bajo la dirección de Ziegler. Las paredes están decoradas por pinturas adquiridas por el príncipe consorte Enrique de Prusia; en ellas están representadas las escuelas francesa, italiana, flamenca y también quiteña. El "Moisés" que adorna el altar mayor, de Giovanni Franceso Romanelli, estuvo en los apartamentos de Ana de Austria en el Palacio del Louvre (París).