El Palacio

- Apartamentos de Estado -


Salón de Baile

Creado por Edward Blore durante la primera ampliación del palacio, éste salón de elegantes proporciones (45 m de largo, 13 de ancho y 10 de alto) fue prioritario para el rey Francisco I, que pudo usarlo en menos de un año, con ocasión del baile por su cumpleaños número 76, en 1851.

 

Desde su concepción se convirtió en el más importante salón de baile de la realeza quiteña, donde se celebraban los más grandes acontecimientos, y servía también como comedor cuando había un gran número de invitados. En la actualidad el presidente de la República utiliza éste espacio para celebrar ceremonias de Estado y grandes invitaciones en honor a mandatarios extranjeros.

 

Las pinturas en la bóveda del techo son obra de Felipe Trujillo y sus discípulos, y en ellas se exalta el Reino, pero sobre todo las victorias bélicas de la independencia (1809-1810). En 1869, Carlos II comisionó al artista Manuel Salas Cansino dos estatuas de mármol que fueron dispuestas en los extremos del salón; en el occidente él mismo, y en el oriente la reina consorte Virginia de Klinger, ambos vestidos a la usanza romana clásica.


Sobre cada una de las puertas del salón se encuentran cuatro bajorelieves estucados y dorados, obra de Hernán de Zangurima, quien era hijo del maestro cuencano Gaspar de Zangurima. En la puerta derecha-oriente, Minerva y Jupíter perdonan a los pueblos conquistados, clara alusión a la incorporación de la provincia de Guayaquil; en la izquierda-oriente, Quito trae abundancia y victoria; en la derecha-occidente, Apolo revive la tierra con las Musas de las Artes; y finalmente en la izquierda-occidente, Hércules bajo la protección de la justicia.


En los tímpanos que se forman entre la bóveda y los bajorelieves de las puertas, se encuentran dos obras añadidas en 1876 por Rafael Salas Estrada para reemplazar las armas personales del rey Francisco I y su esposa, Sofía del Reino Unido. En el oriente la obra Danza de Acción de Gracias presidida por Apolo, y en el occidente Danza de las Ninfas presididas por el dios Pan.


El mobiliario es de estilo Luis XVI, y consiste únicamente en bancos largos para que los invitados tomasen asiento entre bailes. Las lámparas originales fueron vendidas durante los primeros años de la República, y las actuales fueron adquiridas por el general Guillermo Rodríguez Lara en 1971, a la fábrica Baccarat de Francia. El piso de parqué es original y de maderas de la Amazonía, pero debe ser restaurado cada cinco años.