También llamado Antecapilla, se encuentra en el extremo sur del Salón de Honor, y recibe su nombre del papel tapiz francés que cubre sus paredes. Desde este espacio se accede al balcón de honor de la Capilla, al que tenían acceso únicamente los miembros de la familia real y los invitados de Estado.

Los frescos del techo (con pasajes bíblicos) fueron pintados en 1820 por Manuel de Samaniego, uno de los grandes maestros de la escuela quiteña. A pesar de su avanzada edad, Samaniego aceptó la comición del rey Francisco I, aunque muchas veces debió trabajar con algunos de sus discípulos, como Juan José Grijalva y Mateo de Hollenz.