El Palacio

- Apartamentos de Estado -


Salón del Trono

 Se encuentra en el extremo norte del Salón de Honor, y además de los respectivos servicios ceremoniales que allí se desempeñaban, servía también como acceso a los Apartamentos del Rey (derecha) y los de la Reina (izquierda). Este espacio fue concebido originalmente como antecámara de los Apartamentos de la reina, pues el salón del trono se encontraba en el actual Salón Rojo, al otro extremo del piso.

 

Fue transformado para albergar el trono durante la ampliación encargada por Francisco I entre 1851 y 1854. De ornamentación más austera en su inicio, fue posteriormente reformado por la reina Rosa en 1858, la cual emprendió un gran plan de redecoración de varias habitaciones del edificio, al estilo de los palacios europeos que había conocido mientras vivió en Prusia.

 

El piso de cerámica sigue un patrón geométrico y de color con el resto de la habitación. Las paredes, cortinas y mobiliario están tapizadas de colores carmesí, representando a la nobleza de la institución monárquica. El tapiz que decora el estrado fue importado de Persia (actual Irán), mientras que el trono fue el obsequio del emperador Guillermo I de Alemania cuando visitó a su tío, el príncipe Enrique, en 1859.

 

La decoración del techo es de carácter estrictamente neoclásico y consiste en estucos trabajados al oro con los escudos de la familia Hohenzollern-Montúfar a modo de medallones, entrelazados por ramas de laurel que son sostenidas a su vez por ninfas griegas. La gran lámpara del techo es la más costosa del país debido a sus detalles en oro y diamantes, valorada en un millón de dólares.